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Verónica Figueroa Huencho, la académica mapuche que investiga en Harvard

Verónica Figueroa Huencho, nuestra actual beneficiaria del programa Luksic Visiting Scholars en el David Rockefeller Center for Latin American Studies de la Universidad de Harvard, es Administradora pública de la Universidad de Chile, Ph.D. in Management Sciences (ESADE-Universidad Ramón Lull), Postdoctorada del Center for Latin American Studies de la Universidad de Stanford.

Verónica posee una vasta experiencia en el área académica, en temas de género y, por sobre todo, en la búsqueda por la incoporación a los ámbitos públicos de los indígenas en Chile y su acceso a mejor representatividad.

Su terreno de estudio fundamental elabora el proceso de formulación e implementación de políticas públicas indígenas en contextos de diversidad, donde cuenta con publicaciones en revistas indexadas ISI, además de libros y capítulos de libros en editoriales nacionales e Internacionales.

Conversamos con ella para adentrarnos en su línea de investigación principal y entender el contexto en el que nos encontramos en Chile.

¿Cuáles son los principales desafíos en cuanto a diversidad y representación?

En cuanto a la representación de los pueblos indígenas, uno de las grandes limitantes que existen hoy es que, en el caso de Chile, al igual que en el resto de Latinoamérica, la mayoría de los estados han tomado los modelos de Estado-Nación. Entonces, se entiende que cuando los estados rigen en territorio lo hacen de manera homogénea. Eso tiene que ver también con que cuando se crearon los estados latinoamericanos, y el Estado de Chile en particular, tuvieron que ver cómo sería conformar un ideal de nación que no se correspondía con las naciones preexistentes, entendiendo que no aportaban al desarrollo. Se les consideraba seres bárbaros, salvajes, y la idea era crear un estado moderno, un estado mirando a la sociedad europea y eso hizo que en esta lógica de Estado-Nación -un grupo de personas que comparten un idioma, etc.- el Estado partiera sobre la base de la negación… Eso siempre, por supuesto, para los pueblos indígenas ha sido una traba para poder avanzar hacia sistemas de representación efectiva.

Estos tipos de problemas muy complejos no se van a solucionar desde una sola mirada, por eso, lo que propongo es intentar identificar cuáles son las principales dimensiones o las principales variables que podrían ser tomadas, en este caso por el Estado de Chile, que debieran de cambiar para favorecer nuevas reglas de juego para contar con la participación de los pueblos indígenas, y que pronto, pueda favorecer a construir una sociedad mucho más inclusiva, diversa, que no vea a los pueblos indígenas como algo folklórico o como algo anexo, sino como algo que enriquece a la nación chilena y como un pueblo que tiene derechos que, además, han sido reconocidos de manera progresiva en el marco internacional y que el Estado de Chile ha ido ratificando también a través de distintos pactos y convenios, pero cuyas adecuaciones institucionales no han sido suficientes.

La gran pregunta para mí es cuál es el modelo de gobernanza que debiera implementarse en el caso de Chile, de manera de considerar los derechos de los pueblos indígenas como sujetos políticos y favorecer, por supuesto, una mejor convivencia que -yo creo- que es lo que todos esperamos.

Entonces, cuál sería el principal desafío en la representación, es que tiene que ver con esta lógica entre el pensamiento occidental y aquel pensamiento no occidental y, por lo tanto, la manera en que representa el pensamiento de los pueblos indígenas.

Quizá otro elemento tiene que ver con la necesidad de un cambio cultural y mental, porque mientras quienes estén en la toma las decisiones solamente validen una forma de pensamiento, lo más probable es que su relación con los pueblos indígenas se establezca de manera jerárquica, de manera de subalternos y los miren como poseedores de un conocimiento alternativo. Entonces, me parece que también se necesita un cambio cultural para poder igualar, en términos de estatus, la valoración de los conocimientos que provienen de los pueblos indígenas.

¿Cómo crees que han evolucionado, en la última década, las temáticas vinculadas a equidad e inclusión en Chile?

El término de representación de derechos indígenas es uno de los más precarios y, si comparamos con otros países latinoamericanos y otros países a nivel mundial como Nueva Zelanda, Canadá, Australia, claramente lo que vemos es que en esos casos, los estados han cedido espacios de derechos para una representación de la multiculturalidad. Nosotros, como pueblos indígenas, hablamos de la necesidad de la interculturalidad porque en un territorio coexisten distintos grupos que tienen, por supuesto, culturas diferenciadas, pero las reglas del juego de las culturas hegemónicas obviamente han incentivado el uso de un solo idioma, de una sola vestimenta, y esto llevó a que los pueblos indígenas tuviéramos que llevar nuestra cultura al ámbito privado, principalmente, al ámbito de las familias y, por lo tanto, salimos de los espacios públicos, de los espacios educativos, de los espacios de toma de decisión.

Los pueblos indígenas no tenemos ningún sistema de representación específica en la institucionalidad del Estado y en ninguno de los poderes. La ley, de forma bastante limitada, hace referencia a la existencia de etnias en el territorio de Chile con lo cual, de alguna manera, eso limita el ejercicio efectivo de derechos que tenemos en cuanto nación, es un concepto jurídico distinto por un estándar, un estatus distinto.

¿Qué nos puedes decir sobre “convivencia y gestión multicultural”?

Al hablar de convivencia y gestión multicultural yo creo que lo que no podemos obviar, en la actualidad, es el enfoque de derechos, que ha sido muy potente para poder situar las demandas de los pueblos indígenas ya no como meros campesinos, pobres ciudadanos de un territorio, sino más bien como sujetos de derechos diferenciados y, por lo tanto, con derecho a tener sistemas de representación diferenciada.
Hoy día, lo que no puede pasar es que exista un pensamiento que crea que lo indígena está asociado a lo pre-moderno y que no tenemos qué aportar al desarrollo. Creo que desde el conocimiento indígena han surgido propuestas muy potentes de gestión de flora, de gestión de espacios territoriales, de contribución al medio ambiente. Esto puede convertirse en una manera de mejorar. Lo que no puede pasar es que limitemos nuestras propias posibilidades de desarrollo porque somos incapaces de valorar el conocimiento que proviene de otros espacios como son los conocimientos indígenas. Queremos contribuir a este territorio, pero no desde una visión subsidiaria residual, sino como actores clave.

Verónica Figueroa Huencho, PH.D en Harvard, Massachussets, Estados Unidos

¿Qué hace hoy a un buen ciudadano en esta materia?

Reconocer la diversidad intercultural, porque no hay un sólo tipo de ciudadano, no existe sólo un bien común, existe un mismo objetivo de buena convivencia y múltiples formas de llegar a ella. Tiene que ver con la representación y la participación de los pueblos indígenas; tiene que ver con que un buen ciudadano es un ciudadano intercultural.

Según tu visión y experiencia, ¿faltan espacios de discusión y redes de apoyo en América Latina para personas de ascendencia indígena?

Sí, faltan espacios.

Ahora, aquí lo que nosotros estamos planteando es que esta lógica asistencialista- paternalista que ha tenido el Estado con nuestros pueblos ha sido bastante nefasta porque ha generado una idea de dependencia (así nos ve la ciudadanía chilena, la sociedad occidental).

Considerar que hay personas indígenas que hoy día tienen las capacidades, los conocimientos para que puedan participar de las lógicas de formulación de política e identificar mejor a las políticas públicas con nuevas visiones y mejorar los sistemas de implementación de estas políticas.

Es muy importante incorporar a otros actores y que se entienda que no estamos pidiendo asistencialismo, estamos pidiendo nuestro derecho legítimo a participar y representar a nuestros pueblos porque tenemos la capacidad para eso, pero también, eso requiere de una articulación con otros actores y el mundo empresarial es fundamental, la sociedad misma es fundamental, las ONG también para poder avanzar en materia de gobernanza.

Como académica mapuche, ¿cuál sientes que sería tu mayor aporte al debate sobre las reivindicaciones del pueblo mapuche?

Me parece que una oportunidad como la de estar en la universidad de Harvard tiene que ver con descolonizar, con cómo desde un espacio de una élite tan potente como es la que se forma en esta universidad se puede contribuir. Creo que mi principal rol es entregar argumentos, información para que los pueblos indígenas, en este caso el pueblo mapuche, tenga mejores herramientas para discutir, para argumentar, para ser representado frente al Estado, frente a las empresas, frente a los distintos actores de poder. A mí me parece que allí es donde yo puedo hacer una contribución importante.